Herpes vulvar
Dr. Alejandro M. Salvó para Ginecosalud
Si bien la característica clínica del Herpes vulvar es el dolor local, en el estadio inicial de la enfermedad el prurito es el primer síntoma en aparecer. Se acompaña de una particular sensación de quemazón seguida dentro de las primeras 12 a 24 horas de ardor y dolor.
El Herpes genital es una enfermedad viral de transmisión sexual producida por dos tipos de virus herpes. El virus que produce la enfermedad genital es generalmente el denominado Virus Herpes Simple Tipo II (VHS-2) o genital, para diferenciarlo del Virus Herpes Simple Tipo I (VHS-1) que es el bucal o labial. Ambos, el genital y el bucal-labial, pueden infectar indistintamente la región oral o genital. El Herpes bucal no implica un contacto sexual y es generalmente contraído en la niñez. Otro herpes virus conocido, que no es genital, es el Virus Herpes Varicela- Zoster ó Zona (VZV ó VHH-3) productor de la Varicela y del Herpes Zoster o Culebrilla.
La infección se transmite por contacto de mucosas, ya sea genital, anal, bucal o labial con una persona infectada. Las personas portadoras del Herpes Virus pueden transmitirlo, por contacto, aún sin tener lesiones. Fuera del humano el virus no es fácilmente transmisible, ya que se inactiva muy fácilmente en cualquier otro lado.
El signo característico es la ulceración (formación de llagas en forma de pequeños cráteres en la piel o nucosa) de la zona genital acompañado de mucha inflamación local.
Las primeras lesiones aparecen con enrojecimiento de la piel seguida por la formación de pequeñas ampollas que luego se rompen y ulceran. La primera infección (primoinfección) suele ser muy importante con muchas lesiones ulcerativas en la región y con mucho dolor espontáneo o al contacto con el agua o la orina. Si bien las lesiones herpéticas curan espontáneamente en el termino de 7 a 10 días en la primoinfección puede prolongarse por la aparición de otros brotes y la falta total de inmunidad. Las personas infectadas con Herpes repiten varias veces la enfermedad, al principio suelen tener varios episodios anuales que se irán espaciando con el tiempo. La infección queda indefinidamente en el cuerpo pudiendo contagiar aún sin lesiones evidentes. Son frecuentes las recurrencias en períodos premenstruales, asociadas a tratamientos hormonales, estados de inmunosupresión, diabetes y embarazo.
La infección herpética se diagnostica generalmente a través del examen ginecológico. Existen muchas enfermedades con síntomas parecidos al Herpes y sólo un profesional entrenado podrá diferenciarlas. Los signos suelen ser bastante característicos cuando la infección es típica y es observada en el período sintomático por su médico. Se pueden tomar muestras de las lesiones para ser analizadas en laboratorio así como también se puede determinar en sangre la presencia de anticuerpos. Estos últimos sueles ser análisis poco precisos.
Los pródromos son aquellas percepciones de la enfermedad que acontecen antes de los síntomas.
Por ejemplo picazón, sensación de quemazón o ardor en la región antes de aparecer los primeros indicios de la enfermedad. Es muy importante poder reconocer estos pródromos ya que es en este momento cuando la terapéutica puede ser realmente efectiva.
El Herpes puede ir acompañado de decaimiento general importante y fiebre, pero en pacientes con problemas inmunológicos puede ser muy grave.
El Herpes puede ser transmitido al bebé y ser muchas veces mortal para el niño. En las pacientes con embarazos avanzados infectadas con herpes se evitará el parto por vía vaginal prefiriendo en estos casos la cesárea. De todas maneras la infección al recién nacido no es frecuente en el parto.
Como prevención hay que es evitar el contacto con personas infectadas o bien si se está infectado no mantener relaciones sexuales. El preservativo suele ser bastante eficaz pero no garantiza la total protección ya que quedan áreas genitales no protegidas por este.
El Herpes, como la mayoría de las enfermedades virales, no tiene un tratamiento específico y puede permanecer en el humano dentro de las células nerviosas durante toda su vida. Esto hace difícil no sólo su tratamiento sino el alcance de los anticuerpos. Los antivirales como el Aciclovir y el Velaciclovir y el Famciclovir, no curan la enfermedad pero pueden evitar su aparición en el período de los pródromos, pueden disminuir los días de enfermedad o evitar las recurrencias y transmisión del virus en pacientes asintomáticos.
Solamente un médico especialista podrá evaluar e indicar la terapéutica adecuada. Siempre la automedicación o la desatención a la indicación pueden poner en juego la salud del paciente.
Cuando un Herpes se torna recurrente, deberá consultar indudablemente a su ginecólogo. En estos casos se estudiará es estado inmunológico del paciente y los factores asociados a las recurrencias. El tratamiento supresivo que consiste en la administración de determinados medicamentos antivirales durante tiempos prolongados puede ser de utilidad. La mejor manera para prevenir la recurrencia en pacientes no inmunocomprometidos es estar alerta a los pródromos, que permitirá iniciar rápidamente una terapéutica antiviral efectiva y así evitar el comienzo de la enfermedad.